
Diversidad, inclusión… Educación
Si bien la sociedad crea la necesidad de generar escuelas inclusivas para que puedan cubrirse las necesidades del alumnado sin importar sus capacidades sensoriales, cognitivas o motoras; al mismo tiempo se crean barreras físicas o culturales que impiden el óptimo desarrollo de todos.
La inclusión educativa implica el derecho de todos los niños y niñas a contar con una Educación con igualdad de oportunidades que, sin embargo, encuentra diferentes respuestas en cada país.
Desde el punto de vista económico nos encontramos que los presupuestos destinados a la inclusión educativa distan mucho de lo que se invierte en la Educación en general. En el mundo hay 72 millones de personas que no tienen acceso a la escuela. La desigualdad y la pobreza están a la orden del día, por lo que la inclusión se mira más desde un ámbito político como promesas de campaña.
Para hablar de inclusión es necesario hacerlo desde la comprensión del aprendizaje, ya que creer que la escuela es el único agente de cambio implica que deben crearse mecanismos para que los niños y niñas puedan explorar sus propias capacidades y enfrentarse a sus propios ámbitos.
Las diferencias crean la diversidad. Y lejos de verse como una ventaja social se ha visto como un grado de poder de los unos sobre los otros. La mayoría sobre la minoría, el «sexo fuerte» sobre el «débil», el rico sobre el pobre… Es hora de despertar.